El balance del 'IV Rock Imperium Fest' en boca de rockeros
'The Colt', 'Airbourne' y 'Leprous', por ese orden, han sido los que más han gustado entre los espectadores sondeados por Cartagena de Hoy, entre los que hay mayoría (con distintos porcentajes) sobre reducir el festival en alguna jornada y en traer grupos nacionales con 'tirón'. Hay unanimidad sobre lo idónea que es la pradera del Batel para los grandes eventos, que en esta edición se ha bajado de calidad en algunos de los servicios a los asistentes y que el evento ha 'petado' al sector hostelero.
Teniendo en cuenta los miles de asistentes que ha tenido el imperial festival de rock de 'La Trimilenaria', efectuar una encuesta entre 47 personas no es significativo, pero sí puede resultar orientativo, pues hemos tratado de que sean tanto cartageneros (la mayoría de asistentes) como rockeros venidos de otras tierras.
La primera pregunta se centraba en la esencia del festival, es decir, la música aportada por los 44 grupos participantes. El que más votos ha recibido ha sido la veterana banda británica 'The Colt', seguido por los australianos de 'Airbourne' (todos lo señalan como herederos de AC/DC) y la que consideramos como sorpresa en este ránking, el grupo noruego 'Leprous', que ha recibido muchos elogios. Los dos últimos mentados cumplen 25 años de andadura. El cuarto puesto es para los noruegos de 'SoEn', que han tenido un elegante impacto son su melódico rock, siendo los quintos 'King Diamond'.
Los dos grandes cabezas de cartel han tenido división de opiniones. De 'Scorpions' todo destacan los 77 años de su líder, Klaus Meine, unos en modo positivo y otros en el negativo. De lo que sí hay coincidencia es en que está arropado por grandes músicos. Respecto a Till Lindemann, vocalista de la banda 'Rammstein' que ha actuado en primer persona, tampoco hay unanimidad, pero no por la música, sino por su puesta en escena 'bizarra' (raro, extravagante o fuera de lo común). Los hay quienes dicen que cuando actúan en solitario es así y que no debe sorprender y los hay que lo critican por las obscenas escenas que se proyectan durante su actuación, considerando que es grosero y carente de decoro.
La segunda pregunta es sobre si cuatro días de rock son muchos o es una cifra que está bien. La mayoría opina que es mejor reducirlo. Los hay que abogan por menos jornadas "con más calidad, pues hay grupos de relleno" o que se debe suprimir el domingo "para facilitar el regreso de los que vienen de fuera", mientras que otros dicen que está bien cuatro días "y que cada uno venga al que quiera, pues no es obligatorio acudir a todos". El porcentaje quedó entre un 68% frente a un 32%.
Tercera cuestión, que centramos sobre mayor presencia hispana en los carteles. Aquí, los porcentajes son de un 81% sobre un 19%, pero con matices. Ganan los que piensan que ya que se están gastando muchos históricos ('Deep Pupple', 'Kiss', Scorpions', 'Europe', etc.) y que hay que renovar el tirón con bandas nacionales de rock como 'Obús', 'Barón rojo' o 'Mago de Oz', entre otros, apuntando que es un festival de rock "y el rock es mucho más que el métal", indican, señalando alguno que hasta no estaría mal "un día exclusivo de bandas de España". Otros están en contra y prefieren el sonido foráneo, indicando que todavía quedan 'leyendas' por venir ('Bon Jovi', 'Metalica'', Guns N'Roses'...) y los hay que dicen que es "más fácil traer grupos de fuera que nacionales, que seguro que son más 'pijicas' y ponen trabas".
Cuarta pregunta. ¿Qué os parece la pradera del Batel para conciertos?. Respuesta unánime: "Un lugar único y magnífico". Alguno apuntó que este año "hay poco césped, por lo que hemos tenido más polvo; es una pena".
A partir de las conversaciones sobre las cuatro preguntas formuladas, surgieron otros comentarios paralelos sobre otras cuestiones. Los positivos se centran en que se sigue demostrando que las gentes del rock "son muy buena gente y nada conflictiva" y que un festival como éste es "un lujo de que disfrutamos muchos", señalando que es bueno un sitio donde la muralla permite que la sombra se extienda antes de lo que sería normal y que hay facilidades para que el espectador entre y salga del recinto. Otro aspecto destacado es la limpieza constante de la pradera y los comentarios de que en el casco histórico habían tenido problemas para encontrar donde comer o cenar "porque estaba 'petado' todo", lo que es otro signo que muestra el impacto económico de este evento en la ciudad.
Sin embargo, también hay apuntes críticos. Bastantes han comentado que, al margen de que la zona superior de la muralla no se haya utilizado este año, "se percibe una menor calidad en los servicios", indican algunos. En concreto, 26 de los 47 sondeados expusieron alguna queja ("con la autoridad que nos da haber pagado unas entradas que son caras", señalaban cinco preguntados) entre las que figuran: Falta más sombra y más cuando se desarrolla en días tan caluroso / Los aseos son más pequeños que en 2024 / Los carromatos de comida están demasiado cerca de los escenarios / Las pulseras para los que han comprado la entrada son las mismas del pasado año / Sólo hay dos pantallas, habiéndose quitado la que estaba detrás de la torre de sonido y que facilitaba la visión de los que se 'tiran' al césped en la parte elevada / En otros grandes festivales los vasos (por los que se pagan 2 euros) llevan el cartel de cada edición, por lo que hay muchos que los guardan, pero aquí es una impresión genérica".
Del capítulo musical hubo otro apunte añadido en lo positivo. Nos referimos que este año se ha visto algún 'pogo o olla' ('most') entre los espectadores más que en años anteriores y también se ha elogiado a las bandas que tienen claro que el rock "es música y espectáculo en conexión con el público".
Un sondeo nunca viene mal cuando se trata de un evento de esta gran envergadura y seguro que algo servirá para aspirar siempre a mejorar, y, en este caso, a buen seguro de que no habrá quinto malo, todo lo contrario, en 2026, cuando se llegue a 'la manita' de ediciones. Así lo vemos y deseamos desde el periódico de Cartagena y su gente.