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La Piedad, de la lluvia a las 'rosas negras'

La Virgen, pese al agua que le cayó a la procesión nada más salir de Santa María, llevó a cabo su tradicional recorrido, aunque esta vez con muchas menos promesas, y sus devotos cofrades volvieron a entregar, en su nombre, el singular ramo de flores que recuerda la valiente defensa que salvó a la patrona de la quema en 1936.



No son fáciles estos días para los procesionistas. ¿Sacamos la procesión o la guardamos? Llueve pero no es mucho y no se sabe con exactitud cuándo. Ayer, en la crónica del Domingo de Ramos, expusimos los vaivenes que dan los pronósticos climáticos y cómo se aguó la procesión de la cantera california. Durante el día de ayer, nos dijeron varios responsables marrajos, las previsiones alejaban la lluvia de la noche, pero cuando salió la procesión cayó un chaparrón. Enseguida, la lógica duda de si recogemos o esperamos. Por fortuna, paró a tiempo, sin que la cabeza hubiese llegado a la altura del 'Monumento al procesionista' y todo se desarrolló después con normalidad pero con la mirada al cielo por si... Como es lógico, los plásticos envolvieron a tallas y estandartes.



Sin embargo, el agua caída y el riesgo de que pudiera repetirse tuvo secuelas en dos asuntos, principalmente. Uno fue la venta de sillas, que resultó muy escasa. La otra, la cifra de promesas. En los últimos años había bajado algo con respecto a antes de la pandemia. Anoche la cifra se redujo más de cuando eran miles y miles y, especialmente, tras el paso por la basílica de la Caridad, pues cuando se reanudó la marcha, serían trescientas o cuatrocientas las personas que iban detrás del trono. La lluvia, esta vez, ha influido mucho, como en el uso de sillas, contemplándose hileras enteras vacías, pues la gente eligió los puntos más señalados para verla pasar: salida, recogida y parada ante la Caridad.



Vamos a la puesta en escena de esta procesión surgida de la fusión de un traslado del grupo escultórico que creó Capuz y el encaje de miles de sus promesas que alargaban el Entierro de Viernes Santo. Ahora es una procesión corta, pues sólo lleva tres tronos (Cáliz, cúpula de la Caridad y La Piedad), pero cargada de alicientes, pues, además de los antes mentados, están las doscientas manolas (muy llamativo ver tantas avanzar tan bien) y el buenhacer de todos los integrantes, desde granaderos a penitentes, sin olvidar a los pequeñines que van con banderines y otros enseres procesionistas. Sigue siendo excesiva la presencia de nazarenos, pero es cierto que son necesarios para crear cantera marraja.

Como hemos indicado, momento muy especial fue cuando el trono llegó a la Real Basílica Menor de la Virgen de la Caridad y sus 160 portapasos lo giraron hasta poner a la Virgen de la Piedad frente a la patrona, la imagen que la motivó. Recordemos que la 'Caridad Chica' se creó para salvaguardar a la 'madre de los cartageneros' y que la representara en las salidas, pero que luego fue tal la devoción hacia ella que adquirió entidad propia como Virgen de la Piedad con 6 puñales en el corazón en lugar de 7, como lleva la Caridad.



El grupo de portapasos entregó varios ramos de flores, siendo llamativo el de rosas negras que llevaba Vicente Mendoza, director general de la UCAM. Esas singulares flores azabachadas que vienen cada año desde Holanda fueron entregadas a la Caridad, tras unas palabras del capellán marrajo y pregonero de la Semana Santa'24, Fernando Gutiérrez Reche, y el emotivo canto de la Salve entre todos los que estaban en el exterior y los que abarrotaban el interior de la basílica. Después se depositó el ramo en la parte superior de una montaña de flores blancas, teniendo cada ramo su sentido.



¿Qué significan las flores negras? La respuesta es que recuerdan el día en que se evitó que la Virgen de la Caridad fuese quemada por cartageneros. Sucedió nada más comenzar la triste Guerra Civil española, un 25 de julio de 1936, cuando un numeroso grupo de ciudadanos se presentó en la iglesia para saquearlo y quemar las imágenes, como habían hecho en otros templos. Sin embargo, en este caso no lo consiguieron gracias a la acción de prostitutas y de un concejal del ayuntamiento, el comunista Miguel Céspedes. 'Caridad al Negra' fue quien condujo al grupo de mujeres ante la puerta de la basílica, donde formaron una barrera junto al edil. Finalmente, el gentío se marchó. Tras el conflicto bélico, se apunta que desde 1947, Caridad tuvo la costumbre de depositar cada Viernes de Dolores una ramo de rosas negras a la patrona. Al parecer, se trataba de flores de color rojo muy oscuro que en aquella época estaban en los jardines de Cartagena. Caridad falleció en 1960 y a principios de este siglo XXI la tradición fue recuperada por la agrupación de portapasos promesas de la Virgen de la Piedad.

Después, y tras escuchar una saeta, la comitiva marchó hacia el tramo final de la recogida, donde otra Salve envolvió a La Piedad, esta vez en la emotiva y espectacular recogida con himno de España, honores, repique de campanas, cohetes, etc.


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