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Con mucho poso carnavalero

Juan Martínez y Juan Arroyo, con más de tres décadas vinculados al Carnaval de Cartagena, recuerdan tiempos pasados, como cuando había que coordinar la música de los radiocassettes de los coches en el desfile o las elecciones de reinas sin lucir fantasías.



Juan Martínez Jiménez estuvo unos treinta años en cargos directivos del Carnaval de Cartagena, ocupando la presidencia durante 14 años. Juan Arroyo Soto, por su parte, comenzó sobre 1992 ó 1993 a trabajar con el capítulo sonoro de la gran fiesta cartagenera. Ambos tienen muchos recuerdos de cómo ha ido evolucionado un carnaval que, en su etapa actual, tiene su origen en 1980 en nuestro municipio.

Lo primero que le viene a la mente del expresidente son que las reuniones de la directiva se celebraban en aquellos primeros años en su laboratorio de fotografía, ubicado frente a la Comisaría, mientras que para Juan Arroyo un reto fue conseguir sincronizar la música de los radiocassettes de 40 coches que formaban el desfile general, lo que no era una tarea fácil entonces, “pero era importante acabar con que cada grupo llevase una música distinta, agradeciendo el espectador una línea continuísta sin choque de canciones”, explica al Cartagena de Fiestas. “Luego, la tarea se facilitó con los puntos fijos en diversos puntos de la calle que recibían un sonido común”, añade.

Juan Martínez también nos cuenta que la elección de la reina del carnaval se llevaba a cabo en el Nuevo Teatro Circo, “pero sin los trajes que ahora lucen, pues no había espacio”, siendo entonces “un reto llevar la gala al pabellón de deportes”, apunta Arroyo, indicando que el espacio máximo de trajes actuales que caben tras la cortina del escenario es de nueve. Aquel cambio tuvo lugar en torno al año 2004.

También recuerdan la labor de otras personas, como Pepe Calín, y cuando la entrega final de premios se celebraba en el pabellón Jiménez de la Espada o cuando se estrenó el carnaval infantil, “por el que nadie daba un duro ese año y luego ha sido un éxito, pues mueve a muchas familias”, remarca Martínez. En sus mentes hay más escenas pasadas, que recuerdan con añoranza, además de ver con alegría la evolución de una fiesta para la que desean que no tarde el sello del interés turístico internacional.

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