La honda huella de Antoñico ‘El Lotero’
Entre la alegría del nuevo año y la ilusión de los Reyes Magos se ha empañado el inicio de 2024 con el fallecimiento de un archiconocido vecino de Cartagena, nativo de Santa Lucía, Antonio García, a la edad de 76 años. Era el ‘vendedor de la suerte’ más famoso de la ciudad y tan conocido a nivel local como el Submarino Peral. “La gente me quiere y yo los quiero”, proclamaba. En las fotos, en su faceta de procesionista en el vía crucis del Cristo del Socorro en la madrugada del Viernes de Dolores y cuando fue galardonado por los portapasos de La Piedad.
Antonio García Miqueo, nacido en Santa Lucía en 1947 y fallecido el 3 de enero de 2024. A los diez años se incorporó al mercado laboral (ha reparado piezas de cerámica y cristal, ha arreglado bicicletas, etc.) y fue con 23 ‘primaveras’ cuando se estrenó vendiendo décimos de la Lotería Nacional, faceta que bastantes años después amplió con los cupones de la ONCE, siendo su área de acción principal la calle Mayor de la ciudad. Conocido por Antonio o Antoñico ‘El Lotero’, es un personaje que queda grabado en la historia y, por tanto, ‘inmortal’ para Cartagena.
Sin duda, gran parte de esa popularidad, o la puerta hacia ella, ha sido su escasa estatura, con lo que rápidamente llamaba la atención. Después del contacto visual, en bastantes casos, se producía el verbal. Para quien llevó a cabo esos pasos, Antonio nunca se le olvidará. Se le veía, en sus buenos años, muy activo por la calle, y con un lenguaje contundente, a veces algo malsonante, pero la realidad es que carecía de “mala leche, pues si lo hiciera así no vendería lo que vendo”, decía. Era un caballero, aunque travieso y, entre otras, simpático, pues siempre solía soltar algún chascarrillo que te hacía sonreír. Su vida tuvo de todo, como en la mayoría de personas, tanto los buenos como malos momentos, figurando entre estos últimos el atraco que sufrió cuando tenía 43 años, sufriendo la fractura del fémur.
Otro aspecto a destacar ha sido su devoción hacia la Virgen de la Caridad, siendo fiel asistente los domingos a la misa en su templo, como a la Semana Santa de Cartagena y, en concreto, al vía crucis del Cristo del Socorro, siendo penitente y portapasos de sus dos agrupaciones, tanto de la Virgen de la Soledad del Consuelo como con el ‘Cristo Moreno’. También tenía parte de su corazón cofrade dirigido a la Virgen de la Piedad, su ‘Caridad Chica’, con la quien también salió en procesión. En abril de 2017 recibió la distinción de la ‘Sexta vara’ por parte de la agrupación de portapasos de La Piedad (pinchar aquí). A todo ello se une el acompañamiento al Nazareno marrajo en los traslados por su Santa Lucía natal o encontrárselo en ‘La Pescadería’ antes de la salida del ‘Jesus del madero’ en la madrugada del Encuentro.
En su sepelio, que tuvo lugar en la iglesia de Santa María, no faltó el canto de la ’Salve cartagenera’, tan especial para él. La misa por su eterno descando, además de familiares y amigos, contó con representantes de la Semana Santa cartagenera, como los hermanos mayores actual y anterior de la Cofradía del Socorro, el vigente de la marraja y el presidente de La Piedad a hombros, entre otros, además del exministro Federico Trillo, con el que Antonio mantenía una gran amistad. La eucaristía fue oficiada por Fernando Gutiérrez Reche, capellán marrajo, y José Abellán, vicario de Cartagena.
GALERÍA DE FOTOS de Luis Godínez: pinchar aquí
Se puede decir mucho más de Antoñico, como un servidor se dirigía a él, haciendo uso del tradicional ‘ico’ de esta tierra. Cada uno tiene sus vivencias con alguien que ya está grabado con el fuego del cariño en la historia de Cartagena. Además, al ser una persona pública durante tanto tiempo en la calle vendiendo lotería, las anécdotas son infinitas. Desde aquí, sólo hemos querido hacer una referencia más de las muchas que se están produciendo para quede plasmado (durante el tiempo que lo permita internet) en el ‘periódico de Cartagena y su gente’, el que más recorre los pueblos del municipio. Se lo merecía. D.E.P. ¡Hasta siempre!
Vídeo de una entrevista en Tele Cartagena de hace un cuarto de siglo, la cual fue rescatada hace unos años por el Archivo Municipal de Cartagena: